Descripción
“En este mundo no hay amigo, ni hermano, ni padre, ni esposo ni enamorado que te amen más que el Señor… Toma, pues la costumbre de hablarle a solas, familiarmente, con amor y confianza, como el amigo querido y leal ama y conversa con su amigo… Los amigos del mundo a tiempos están juntos, mas a tiempos también han de separarse; pero entre Dios y nosotros, si lo queremos, no habrá ni un instante de separación”.
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