El Papa Francisco invita a meditar sobre la soledad de Jesús camino de la Cruz
En la homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta este martes 3 de octubre en el Vaticano, el Papa Francisco invitó a “dedicar un poco de tiempo a meditar en Jesús camino a la Cruz, en su soledad, en la incomprensión de los suyos y ver cuánto nos ha amado y darle las gracias por su decisión valiente y si actitud de obediencia al Padre”.
El Santo Padre destacó cómo Jesús obedece al Padre y se pone en camino hacia la Cruz, a pesar de haber sido abandonado por todos.
“Únicamente en una ocasión se permite pedir al Padre que aleje un poco esa Cruz: ‘Padre, si es posible, aleja de mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya’, pidió en el Huerto de los Olivos”, indicó Francisco.
Jesús, continuó, fue obediente, y “eso es lo que quiere el Padre. Obediente, con decisión, y nada más. Es así hasta el fin. El Señor acepta la voluntad del Padre con paciencia. Es un ejemplo de camino que consiste no solo en morir sufriendo en la Cruz, sino también en caminar con paciencia”.
El Pontífice explica que los discípulos de Jesús no comprendieron al principio la decisión de ir a Jerusalén sabiendo que allí le esperaba la Cruz, “no entendían qué quería decir, o no querían entender, porque estaban asustados y desconocían la verdad”.
Por lo tanto, “Jesús estaba solo. Nadie le acompañó en esta decisión porque nadie comprendía el misterio de Jesús. Jesús estuvo solo en el camino hacia Jerusalén hasta el fin. Pensemos en el abandono de sus discípulos, en la traición de Pedro… Estaba solo. El Evangelio nos dice que únicamente le consuela un ángel del cielo en el Huerto de los Olivos. Únicamente tenía esa compañía. Por lo demás, estaba solo”.
El Papa también invitó a meditar sobre las veces que los cristianos abandonan al Señor: “¿Cuántas veces intento hacer tantas cosas y no te miro a ti, que has hecho tantas cosas por mí? ¿A ti, que con tanta paciencia toleras mis pecados, mis fallos? Hablemos así con Jesús”.
“Él decidió seguir siempre adelante, dar la cara, y a dar las gracias. Dediquemos hoy unos pocos minutos, cinco, diez, quince, ante el Crucifijo quizás, o viendo a Jesús con la imaginación caminando con decisión hacia Jerusalén y pidámosle la gracia de tener la valentía de seguirlo de cerca”, concluyó.
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